La gran entrada natural de las Cuevas dels Hams
de Mallorca alberga un
frondoso jardín botánico. En ella se sitúa este bar, que se resuelve mediante
una pieza de 10 metros
de longitud de vidrio retroiluminado.
La barra, elemento más importante del proyecto, se introduce intencionadamente en una cavidad de hormigón de líneas rectas, creada en contraste con las formas orgánicas de la cueva, pudiéndose cerrar mediante un cerramiento trasparente.
Esta pieza se construye en vidrio, material opuesto a la pesadez y opacidad de la roca y resalta del entorno gracias a su condición retroiluminada, facilitando su ubicación al visitante desorientado.
Durante la noche la luminosidad que desprende la barra, ayudada de luminarias indirectas que moldean las rocas de la cueva, es suficiente para iluminar todo el espacio.
Se diseña en tonalidades verdes, en concordancia con el color predominante de la naturaleza del entorno, que posee una gran cantidad de vegetación, generando así un nuevo diálogo natural-artificial.