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¿Y si te dijera que en vez de construir tu casa puedes pedir que te la manden por correo? Bueno, quizás estoy exagerando un poco, pero sí es cierto que una buena casa no tiene por qué ser construida sino también ensamblada. Proyectos tradicionales de construcción pueden llevar años en completarse, más aún con la inflación ridículamente exorbitante a la que estamos acostumbrados; el precio de los materiales no es el mismo hoy del que será (por ejemplo) el jueves que viene. Así que no le tengas miedo a las nuevas soluciones. La arquitectura contemporánea es contemporánea
porque resuelve problemas de hoy, y una buena alternativa para las dificultades que hoy afrontamos, es esa;casas prefabricadas.
Hoy en día las viviendas manufacturadas no son sinónimo de casas feas, no seguras o no modernas; y para demostrártelo te mostramos una vivienda de 75 m2 que rompe todos éstos paradigmas.
¡Empecemos!
¿Y qué es exactamente una casa prefabricada? Pues una vivienda cuyos elementos constructivos han sido manufacturados, transportados y finalmente ensamblados en tu terreno. El mismo principio de cuando adquieres una escritorio de esos que vienen en caja y que lo armas sin leerte las instrucciones.
Es un método constructivo fácil, rápido y económico que permite diseñar edificaciones con variedad de configuraciones, formas y tamaños, siempre a medida de nuestras necesidades.
Con vigas de acero y paneles de concreto se dio vida a esta casa para 4 integrantes. Los elementos se unieron velozmente formando una estructura segura y anticorrosiva, totalmente sólida y estable. En cuanto a las cualidades de sus muros, la casa cuenta con paredes se componente de tres materiales principales: lana mineral, fibra de vidrio y placas de concreto, para lograr aislamiento térmico y acústico. Por fuera, la fachada se cubre parcialmente con laja de piedra natural gris.
El cristal esquinero es ventana y a la vez acceso, lo suficientemente grandes para proporcionar vistas y luz de sobra. Las ventanas de tres hojas ofrecen el aislamiento perfecto, y al ser tan grandes el ambiente se llena con sensación de amplitud (muy necesaria en hogares tan reducidos). La gama de tonos escogidos son colores suaves y neutros, como el blanco, el marrón y el beige, haciendo el espacio más acogedor y (virtualmente) más amplio.
Aunque la casa pequeña la casa tiene una cocina es grande y holgada, integrándose a la sala en forma de L
. De nuevo se repite la misma paleta de colores; marrón en la baldosas, blanco en el empotrado y beige en la pared. El piso es de madera al igual que sala (en cocinas abiertas es de muy mal gusto segmentar
el espacio colocando piso de baldosa en esa específica área), así que el espacio se entiende como un todo, amplificándose.
Veamos el dormitorio. De nuevo tonos neutros y suaves, buenos para el descanso y para ganar metros cuadrados (sí, el color puede agrandar
los espacios). Vemos que no hace falta mucho para tener un cuarto extraordinario. A veces no se trata de lo que no tienes, sino de lo que tienes de más y que deberías desechar. Por eso es bueno en los dormitorios no acumular cosas que no necesitas realmente o que no aportan nada bueno a tu estado de ánimo.
Un baño pequeño es un universo de posibilidades. Con esta casa aprendemos que un baño extraordinario no tiene por qué ser opulento. Lo importante es siempre cumplir con los metros cuadrados mínimos requeridos y aumentarlos de ser necesario. Nunca reducirlos. Un baño incómodo es una vida incómoda. También aprendemos con este ejemplo que una buenas baldosas blancas pueden perfectamente hacer un baño de película. Nunca pasarán de moda ni tendrá colores o patrones de los que te avergonzarás en un par de años.
El buen gusto no se compra, ni se necesita dinero para tenerlo.
