La cocina es uno de los ambientes de la casa donde hay mayor acción. Es un espacio de trabajo. Y más aún, si está integrada con el comedor. Allí no sólo se cocina y se come si no que se hacen muchas otras cosas como por ejemplo la tarea de los niños cuando vuelven de la escuela.
Como en cualquier lugar de trabajo, cuanto más despejado y limpio tengamos el ambiente, mejor. Muchas veces, cometemos el error de llenar las mesadas o las alacenas con cosas que no necesitamos y nos ocupan un lugar físico y mental innecesario.
Este libro de ideas se trata, entonces, de que repasemos juntos algunas de las cosas que no necesitamos en la cocina.
¡Prestá atención y despejá tu cocina para que reine el orden y la armonía!
Es lindo guardar alguna vajilla que tenga valor sentimental y que además su diseño retro decore tus mesas, pero no es necesario que guardes absolutamente todas las colecciones de la familia. Deshacéte de lo que no uses y que tu cocina esté más liviana.
Gran error es tener los recipientes de la comida y el agua de tu mascota en la cocina. Ante el menor apuro y descuido terminas dándole una patada y tendrá el doble trabajo al tener que limpiar y juntar todo lo que tiraste. Las mascotas, mejor en el lavadero, el patio o el jardin.
Boletas o facturas que ya pagamos, recetas que nunca haremos, dibujos que nos hicieron nuestros hijos cuando tenían 2 años, frases que no volvimos a leer, flyers de delivery que ya se mudaron, descuentos y promociones vencidas, infinidad de papeles que no nos sirven. Tenemos la manía de guardar papales, “por si” acaso llegáramos a necesitarlos. ¡Fuera papeles y papelitos! Anotá las cosas importantes en el teléfono y programálo para que te suene un recordatorio cuando lo necesites. Es mucho más efectivo que acumular papales que nunca leerás.
Salvo que en la casa haya niños, y ni aun así deberíamos tener vajilla de plástico. Es antiestética y nada higiénica. El pequeño de la casa podrá tener un juego de plato y vaso para él pero nada más, el resto ¡afuera!
Frascos, latas, botellas, tarros, siempre caemos en la tentación de lavar esos envases reutilizables que pueden servirnos para otra cosa y terminamos por no deshacernos de ninguno. Si sos de los que gustan de las manualidades transformá algunos de los envases vacíos en floreros, portalápices o macetas, pero el resto ¡regalálos o a la basura!
Un cuchillo para el pan, otro para el queso, uno más para la carne, otro para el pescado. De acero inoxidable, de cerámica, de plata. Está bueno tener algunos cuchillos prácticos que te ayuden a la hora de trabajar en la cocina pero no es necesario tener una colección entera de cada uno. Con dos o tres bien afilados podés arreglarte perfectamente.
¿Por qué tener plantas artificiales si podés tener unas vivas y perfumadas que te den mucha más alegría y frescura? Aunque, en realidad, salvo que la cocina sea muy amplia es preferible prescindir de floreros en este espacio y dejar las plantas y flores para el living.
Siempre nos tentamos en un bazar o gran tienda de elementos gastronómicos con ese objeto de diseño para pelar nueces, exprimir limones o sacarle el hueso a la palta pero que luego termina olvidado en el fondo del cajón. Si quiere darte el gusto con alguno, ¡adelante!, pero no te llenes de cosas que no vas a usar.