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Las puertas correderas son una de esas soluciones predilectas a la hora de ganar espacio. En salones, dormitorios, cocinas o cuartos de baño, siempre resultan cómodas a la hora de moverse por espacios pequeños. Sin embargo, hoy en día, cada vez cobra más auge el uso de puertas correderas como un recurso estético y de diseño, independientemente del espacio disponible. Y en especial, las puertas de cristal, que permiten mucha más visibilidad y luminosidad. Una ventaja a favor de las puertas de cristal es que su instalación resulta mucho más sencilla que las puertas macizas de mayor grosor. Como desventaja, la fragilidad ante cualquier golpe, un aspecto que se compensa con la comodidad y el efecto estético elegante que se obtiene al dejar a la vista lo que hay detrás de la puerta.
En ese gusto por la estética y el diseño que mencionábamos al principio, nos encontramos con este ejemplo en el que una sencilla estructura de carriles y cristal divide el salón comedor de la cocina. Así, se permite cerrar la cocina para evitar la difusión de los olores por el resto de la casa y a la vez conseguimos ver qué se está cociendo en cada una de las estancias.
Para quienes quieren preservar bien diferenciados los diferentes espacios, este ejemplo de salón muestra unas puertas de cristal tostado que hacen de división con la cocina. La apariencia traslúcida genera un efecto de nube posterior que resulta sumamente atractivo. La cocina queda totalmente oculta al salón y el salón a la cocina.
En la arquitectura moderna es habitual el uso de módulos correderos. En las puertas de esta vivienda, el cristal está enmarcado en metal, ambos frentes se deslizan hacia los lados pudiendo juntarse o desplegarse y crear una división estética entre la terraza y el interior de la vivienda. El tipo de vidrio utilizado es de máxima seguridad, laminado y templado, que lo hace más resistente y duradero especialmente en puertas de grandes dimensiones.
Cuando se quiere cerrar un porche el cristal es la mejor solución. Permite la entrada de luz, y la posibilidad de abrir o cerrar las puertas de cristal, dependiendo de las condiciones exteriores: si hace bueno, es agradable respirar el aire o sentir su brisa; y si hace malo, cerramos y nos mantenemos al abrigo en una estancia confortable.
Los armarios son esas piezas del mobiliario de una casa que piden a gritos una puerta corredera. En el proyecto de este vestidor, un sencillo marco de metal encuadra toda una estructura de vidrio que deja ver el orden en todo nuestro fondo de armario. No recomendable para personas desordenadas.
Y ahora, una reforma en un amplio piso del barrio de Salamanca, en Madrid. En la imagen, tomada desde el salón, vemos una nueva cocina construida a partir de dos estancias anteriores que han sido unificadas para crear una espectacular cocina con dos accesos desde el salón, los cuales, están habilitados mediante puertas correderas ajedrezadas y acristaladas, con marcos de madera blanca en el mismo tono que el resto de la decoración del salón.
Si te lo puedes permitir, un armario empotrado en la cocina y cerrado por estas puertas de cristal correderas producirá un elegante efecto que atrapará la atención de cualquier visita. La iluminación interior hace que, desde fuera, todo el conjunto se perciba como un verdadero escaparate sin nada que envidiar a las mejores tiendas de menaje.
En la reforma de este precioso ático del barrio de Born, en Barcelona, se optó por mantener algunos elementos del viejo estilo de la vivienda. Se restauraron unas puertas de madera acristaladas y colocadas sobre unos raíles se convirtieron en puertas correderas que cerraban la cocina independizándola del resto de la casa. Así, se consiguió un efecto rústico y antiguo en una vivienda modernamente equipada y acondicionada.
Una de las últimas tendencias en la integración de los cuartos de baño en los dormitorios es el acristalamiento. En esta imagen puedes apreciar cómo se produce una división física pero no visual de los espacios. La puerta de acceso es corredera y transparente y la de acceso al inodoro, traslúcida y con cierre hermético. Se ve que además de buen gusto, hay clase.
En este otro ejemplo, vemos el cuarto de baño integrado entre el dormitorio y el vestidor. El plato de ducha se encuentra aislado de ambas estancias por sendas puertas de cristal correderas, una a cada lado, totalmente transparentes en la franja superior y traslúcidas del suelo a la altura de la cabeza. Se sale de la ducha y se entra en el vestidor. Una distribución sugerente y original digna de los mejores gestores de espacio.
